Andrei G. Ioachimescu nació en la ciudad rumana de Ploiești, a unos 60 km al norte de Bucarest. Su fecha de nacimiento es incierta: algunas fuentes la sitúan el 30 de octubre de 1868, mientras que otras mencionan el día siguiente. A esto se suma una anotación doble señalada por el ingeniero e historiador George Ștefan Andonie (1911–1998), quien menciona “31 de octubre / 12 de noviembre”, sin que quede claro si se trata de un par de fechas o de un rango. Esto sugiere que, por razones administrativas, su cédula pudo haber registrado el 12 de noviembre en lugar de la fecha real de nacimiento.
Otro detalle curioso en su biografía es la inicial “G.” o “Gh.”, que aparece tanto en los escritos de Andrei Ioachimescu como en las citas de varios historiadores. Aunque no hay evidencia directa en los documentos a los que hemos tenido acceso, hay razones para considerar que su segundo nombre era “Gheorghe”, el mismo que llevaban tanto su padre como su hijo. Esta tradición de nombres era común en la cultura rumana del siglo XIX, en la que los hijos frecuentemente heredaban el nombre de sus padres o abuelos. La constante aparición de la inicial “G.” en documentos sugiere que Ioachimescu usaba su segundo nombre en contextos formales, lo que ha llevado a algunos autores a confundir al padre, Andrei Gheorghe Ioachimescu, con su hijo, Gheorghe Andrei Ioachimescu. Considerando la tradición onomástica y la evidencia indirecta, resulta altamente probable que su nombre completo fuera Andrei Gheorghe Ioachimescu.
El padre de Andrei, Gheorghe-Popescu Ioachimescu (donde "Popescu" probablemente refleje su herencia familiar, ya que tanto su progenitor como su abuelo fueron sacerdotes de la Iglesia Ortodoxa Rumana), se dedicaba a la agricultura y la viticultura, y se había establecido en las cercanías de Ploiești. Además, desempeñó un papel destacado en la comunidad religiosa como efor de la iglesia de San Basilio, cargo que implicaba la administración y supervisión de los bienes y actividades eclesiásticas. Su compromiso con la comunidad quedó reflejado en su participación activa en la reconstrucción del templo, lo que evidencia su influencia y estatus social en la época.
Las raíces familiares de Andrei Ioachimescu se remontan a Transilvania, una región montañosa en el corazón de la actual Rumania. Durante siglos, esta zona estuvo bajo dominio del Reino de Hungría y luego del Imperio de los Habsburgo, con una población mayoritariamente rumana sometida a una nobleza húngara y sajona. Su linaje descendía de una distinguida estirpe transilvana, con una larga tradición de intelectuales y figuras religiosas.
Su bisabuelo, el clérigo Ioachim Ioachimescu, se vio forzado a escapar en 1784 tras ser sentenciado a la horca por su implicación en la rebelión liderada por Horea, un levantamiento campesino contra la opresión feudal y la discriminación de los rumanos en Transilvania. Se refugió primero en Câmpulung-Muscel, donde sirvió en la iglesia de "San Elías" [biserica „Sfântul Ilie“], y luego en la localidad de Nedelea, una localidad situada al noroeste de Ploiești, donde ejerció su ministerio hasta su muerte en 1830.
Por su parte, el abuelo de Andrei, también llamado Ioachim Ioachimescu, ejerció su ministerio como sacerdote en la histórica iglesia de la Madre Purísima [Biserica „Maica Precista“] de Ploiești. Posteriormente, en 1834, encabezó la construcción desde sus cimientos de la iglesia de piedra dedicada a "San Basilio" (Biserica „Sfântul Vasile“), que fue inaugurada solemnemente el 8 de noviembre de ese mismo año. La construcción en piedra de esta iglesia demuestra el poder económico que ya habían alcanzado los fieles del barrio recientemente formado en Ploiești.
Esta primera iglesia sirvió a la comunidad durante más de dos décadas, pero debido al rápido crecimiento demográfico de este nuevo barrio periférico, el templo pronto resultó demasiado pequeño para la cantidad de feligreses. Esto llevó a que, el 15 de abril de 1857, fuera demolido para construir en el mismo sitio una iglesia más amplia. Menos de un mes después, el 5 de mayo de 1857, gracias al impulso decisivo del sacerdote Ioachim Ioachimescu, del influyente vecino Gheorghe Bădulescu, y con el decidido apoyo de todos los habitantes del barrio, comenzó la edificación del nuevo templo. Este edificio fue consagrado el 8 de noviembre de 1858, agregando también el patrocinio de la Ascensión del Señor. El sacerdote Ioachim Ioachimescu, principal impulsor de este proyecto, falleció en 1857 y fue enterrado junto a la iglesia que él mismo ayudó a fundar.
Años después, el 25 de enero de 1872, esta iglesia sufrió un devastador incendio. Sin embargo, en un notable esfuerzo comunitario, liderado entre otros por Nicolae Ioachimescu – sacerdote y tío de Andrei –, fue rápidamente reconstruida y nuevamente consagrada en diciembre de ese mismo año. Estos hechos testimonian no solo el compromiso religioso y comunitario de la familia Ioachimescu, sino también la pujanza económica y la determinación colectiva de los habitantes de Ploiești en la segunda mitad del siglo XIX.
En su niñez, Andrei cursó la escuela primaria en Ploiești, asistiendo el primer año a la escuela privada de su tío, el sacerdote Nicolae Ioachimescu, y los años sucesivos a la Escuela Primaria N° 2 de su ciudad natal. En primer grado, el pequeño Andrei recibió clases de Petru Georgescu, quien más tarde se destacaría como teólogo y erudito, alcanzando el rango de Metropolitano de Moldavia. La temprana influencia de docentes con una sólida formación y proyección intelectual pudo haber jugado un papel importante en su desarrollo, inculcándole un profundo respeto por el conocimiento y la disciplina.
Ya en la adolescencia, asistió a la escuela comercial de Ploiești entre 1880 y 1886, una institución que, en aquel entonces, combinaba formación práctica con una base teórica sólida, preparando a los jóvenes para los desafíos de una Rumania en plena modernización. Luego continuó sus estudios en una institución similar en Bucarest, tras finalizar en 1887. Durante estos años en la capital, amplió sus horizontes al integrarse en un entorno cultural y académico más dinámico.
A punto de cumplir 20 años, en el otoño de 1888, Andrei fue admitido en el primer curso de la Escuela Nacional de Puentes y Caminos, logrando el mejor puesto de su promoción. Este logro no solo reflejaba su dedicación y talento, sino que demostraba su capacidad para sobresalir en un entorno altamente competitivo. Entre los ocho alumnos de su generación se encontraba Vasile Cristescu, quien, al igual que Ioachimescu, se convirtió en un pilar fundamental de la Gazeta Matematică, publicación que fundaron más tarde junto con Gheorghe Țițeica e Ion Ionescu. Esta etapa marcó el inicio de una fructífera carrera académica y editorial, que lo consolidaría como una figura clave en la educación y la divulgación científica en Rumania.
Aunque sentía una fuerte inclinación por la Facultad de Matemáticas, no podía inscribirse allí directamente debido a un obstáculo importante: su formación en la escuela comercial no incluía el bachillerato, un requisito obligatorio para acceder a la universidad en aquella época. Este sistema educativo, heredado de las reformas del siglo XIX, exigía un currículo clásico (con énfasis en lenguas antiguas, filosofía y ciencias) para ingresar a estudios superiores en matemáticas o humanidades. Sin embargo, la Escuela de Puentes y Caminos ofrecía una alternativa, ya que permitía el ingreso sin bachillerato, siempre que se aprobara un riguroso examen de admisión. Fue así como Andrei encontró una vía para continuar su formación académica, aunque no fuera en el campo que inicialmente deseaba. Durante sus estudios, sus profesores Spiru Haret y David Emmanuel destacaron su inteligencia y capacidad de trabajo, cualidades que lo llevarían a destacarse en su carrera.
En junio de 1892, obtuvo su título de ingeniero en la Escuela de Puentes y Caminos y fue nombrado ingeniero en el Servicio de Estudios y Construcciones del Ministerio de Obras Públicas y asignado a la construcción de la línea ferroviaria Târgu Ocna-Moinești. Poco después, pasó a trabajar en la Regia Monopolurilor Statului [Servicio de Monopolios del Estado]. Este organismo gubernamental, conocido por sus siglas en rumano como R.M.S., gestionaba y controlaba áreas clave de la economía rumana, tales como el tabaco, la sal y los ferrocarriles, garantizando ingresos fiscales y apoyando el desarrollo de infraestructuras esenciales para el país. En el otoño de 1892, este servicio lo envió a París para cursar estudios en la Escuela Central de Artes y Manufacturas, para especializarse en la fabricación de tabaco y fósforos (cerillas). Pese a la exigencia de sus estudios, Andrei no dejó pasar la oportunidad de cumplir un antiguo anhelo: estudiar matemáticas, para lo cual en octubre de 1892 se matriculó en la Facultad de Ciencias de París (La Sorbona). Allí, tuvo el honor de asistir a las lecciones de reconocidos matemáticos como Émile Picard, Gaston Darboux y Henri Poincaré, figuras que influyeron profundamente en su formación intelectual. El equilibrio que mantuvo entre sus estudios de ingeniería y matemáticas evidenció no solo su dedicación, sino también su inquebrantable pasión por el conocimiento. Finalmente, el 9 de abril de 1894, obtuvo su título en matemáticas en La Sorbona, consolidando su pasión por esta disciplina y sentando las bases de su futura contribución a la educación y la divulgación científica en Rumania.
Con su formación consolidada en ingeniería y matemáticas, Ioachimescu inició una carrera académica que lo llevaría a convertirse en una figura clave en la enseñanza de la mecánica y la educación matemática en Rumania
Andrei Ioachimescu fue un ingeniero, matemático, profesor y autor rumano que dejó una huella profunda en la enseñanza de la mecánica y en sus propuestas innovadoras en la educación matemática. Durante más de tres décadas, impartió clases en diversas instituciones, incluyendo la Escuela Nacional de Puentes y Caminos y la Facultad de Ciencias de Bucarest. Su labor en la Gazeta Matematică, desde su fundación en 1895, y su producción de libros y colecciones de problemas consolidaron su influencia en la formación de generaciones de ingenieros y matemáticos.
Su método pedagógico, caracterizado por una exposición clara y dinámica, un razonamiento preciso y persuasivo, y una habilidad excepcional para la enseñanza, convirtieron su curso de Mecánica Racional en un modelo de excelencia académica. Como profesor, supo despertar el interés y la admiración de sus estudiantes, quienes quedaban cautivados por el rigor y el encanto de sus conferencias. En 1937, tras una carrera docente impecable, decidió retirarse debido a problemas de salud, dejando un legado que perduró en la memoria de sus alumnos y colegas.
De regreso en su país, desempeñó funciones importantes tanto en instituciones privadas como estatales, además de dedicarse a la enseñanza. En 1896, fue nombrado profesor de Matemáticas en la Escuela de Telégrafos y Correos, además de desempeñarse como profesor del curso de Álgebra Superior en la Facultad de Ciencias de Bucarest, llegando a sustituir temporalmente a Spiru Haret mientras este ocupaba el cargo de Ministro de Educación Pública.
En 1897, ocupó interinamente la cátedra de Geometría Analítica en la Escuela Nacional de Puentes y Caminos, en reemplazo de Spiru Haret. Posteriormente, en 1908, fue nombrado profesor titular de Mecánica Racional, tras el fallecimiento del profesor Chirilov.
En 1908, se convirtió en profesor titular de la Cátedra de Mecánica Racional en la Escuela de Puentes y Caminos, donde impartió clases ininterrumpidamente durante 30 años (1908-1937). Se le considera uno de los profesores más brillantes de esta institución, que con el tiempo se transformó en la Politécnica de Bucarest.
Además del curso de mecánica racional, que impartió en la Politécnica y que fue publicado en dos ediciones (una en 1942 y otra revisada y ampliada en 1947, de forma póstuma), Ioachimescu publicó un total de 42 obras didácticas y científicas, muchas de ellas dentro de la colección de la Gazeta Matematică.
Durante tres décadas, Andrei Ioachimescu honró su cátedra con una labor constante, desempeñándose con devoción y pasión en esta prestigiosa institución de educación técnica superior. Su nombre quedó estrechamente vinculado al desarrollo de la Escuela Nacional de Puentes y Caminos, la cual más tarde se convertiría en la Politécnica de Bucarest. En esta casa de estudios, su enseñanza rigurosa y meticulosa de la Mecánica Racional formó la base del pensamiento ingenieril en innumerables generaciones. Su método pedagógico, caracterizado por una exposición clara y dinámica, un razonamiento preciso y persuasivo, y una habilidad excepcional para la enseñanza, convirtieron su curso en un modelo de excelencia académica. Como profesor, supo despertar el interés y la admiración de sus estudiantes, quienes quedaban cautivados por el rigor y el encanto de sus conferencias.
A. G. Ioachimescu [2] propuso en 1895 un problema en el que pedía demostrar que la sucesión \((S_n)_{n \in \mathbb{N}},\) definida por
\[S_n = 1 + \frac{1}{\sqrt{2}} + \cdots + \frac{1}{\sqrt{n}} - 2\sqrt{n} \quad \text{para} \quad n \in \mathbb{N},\]
es convergente y su límite se encuentra entre \(-2\) y \(-1\).
Más allá del ámbito académico, Ioachimescu tuvo un papel destacado en la administración pública y en el desarrollo industrial y económico de Rumania. Ocupó cargos directivos en la Regia Monopolurilor Statului (R.M.S.) y en diversas empresas nacionales, promoviendo la expansión de la industria y la iniciativa rumana. Asimismo, participó activamente en el movimiento cooperativista y en la nacionalización de empresas estratégicas.
Su biografía, escrita por el profesor Dionisie Germani, también documenta su involucramiento militar durante la Primera Guerra Mundial y su papel en la reorganización de recursos para el esfuerzo bélico, aspectos menos conocidos de su trayectoria pero que complementan su figura como intelectual comprometido con el progreso del país [xx]. Aunque estos aspectos sociales podrían no ser de interés profundo para los lectores de matemáticas, es relevante mencionar que existieron y que Germani los aborda de manera detallada en su extensa nota.
A lo largo de su extensa carrera docente, Andrei Ioachimescu demostró una profunda preocupación y afecto por sus estudiantes, a quienes guiaba con paciencia y dedicación. Conocía detalladamente la situación de cada uno de ellos y, aun muchos años después de su graduación, era capaz de recordarlos con precisión siempre que se requería información en el consejo académico. Su sentido de la justicia y su sincera vocación por la educación hicieron de él un profesor querido y respetado, cuyo recuerdo perduró entre sus alumnos mucho después de haber dejado las aulas. Para ellos, su curso de Mecánica no solo representaba una disciplina académica, sino también un verdadero deleite intelectual.
Dos aspectos de su incansable actividad, desarrollada en múltiples frentes, lo consagraron para la posteridad: su labor como profesor y, sobre todo, su papel como redactor de la "Gazeta Matematică".
Desde el primer número de la revista, publicado el 15 de septiembre de 1895, una fecha histórica para la matemática rumana, Ioachimescu contribuyó con su artículo "Superficie y volumen generados por la rotación de un círculo o un polígono regular en torno a una recta cualquiera de su plano".
A lo largo de los años, publicó numerosos problemas, notas matemáticas y artículos (23 en total).
Uno de sus aportes más importantes para el desarrollo de la enseñanza matemática superior y la formación de jóvenes matemáticos en Rumania fue la colección de la *Gazeta Matematică*, en la que Ioachimescu publicó, solo o en colaboración, recopilaciones de problemas de álgebra, mecánica, etc., que tuvieron varias ediciones.
Su conocida colección de problemas de álgebra, cuya primera edición apareció en 1904, llegó hasta los estudiantes de mi generación, ya que en la década de 1970 circulaba la quinta edición (publicada en 1968).
Debido a su entusiasta y desinteresado apego a la publicación que desempeñó un papel fundamental en la formación de la escuela matemática rumana, Andrei Gh. Ioachimescu recibió, por parte de los demás miembros, el título de “pilar de la Gazeta Matematică”, al igual que Gheorghe Țițeica, Ion Ionescu y Vasile Cristescu.
En 1945, con motivo del 50º aniversario de la Gazeta Matematică, se acuñó una medalla en la que aparecían los retratos de los cuatro pilares de la revista y se emitió una serie filatélica de dos sellos.
En 1937, sintiendo que su salud comenzaba a debilitarse y que ya no podía ejercer la docencia con la misma impecable entrega, Andrei decidió retirarse y presentó su dimisión el 1 de noviembre. Sus colegas de la Politécnica de Bucarest lo estimaban profundamente, no solo por el prestigio que otorgaba a la institución gracias a su sólida formación y notable personalidad, sino también por su calidad humana, siendo un compañero leal y un amigo invaluable.
En el ocaso de una existencia tejida con hilos de sabiduría y esfuerzo, el destino, cruel e implacable, decidió llevarse a Andrei Ioachimescu, un faro de conocimiento y acción, a la edad de 75 años. Su partida no fue solo el fin de una vida, sino el apagarse de una llama que iluminó con fervor incansable los caminos de la ciencia y la cultura. Aunque el peso de una enfermedad lo mantuvo recluido en la intimidad de su hogar durante años, su mente, ágil y prodigiosa, nunca cesó de brillar. Desde la sombra de su dolencia, continuó entregándose con pasión a la culminación de su tratado de Mecánica, guiado por la leal mano del Ing. Stoenescu, y mantuvo su firme compromiso con la «Soc. Cartea Românească», donde su labor como administrador delegado fue un pilar inquebrantable desde sus inicios.
Por ello, su muerte, aunque anunciada por el lento desgaste de su cuerpo, golpeó con fuerza inesperada a cuantos lo admiraban y querían. Amigos, colegas y discípulos se congregaron en la iglesia de la calle Buzeşti, unidos por el dolor y la gratitud, para despedir a quien fuera no solo un maestro, sino un alma generosa que dejó una huella imborrable en el tejido cultural y económico de su tiempo.
Y así, como bien lo expresó el profesor Dionisie Germani en su sentida noticia biográfica: «En los albores del 13 de marzo de 1943, se extinguieron los últimos destellos de una de las vidas más fructíferas: la noble vida de Andrei Ioachimescu, quien dejó huellas imborrables en nuestro movimiento cultural y económico de los últimos 50 años.»
El funeral tuvo lugar al día siguiente en la iglesia de San Nicolás, en la calle Buzești de Bucarest, y, según su deseo, fue enterrado en el panteón familiar en el cementerio Viișoara de Ploiești.
Andrei Ioachimescu partió, pero su legado permanece, como un eco eterno en el corazón de quienes tuvieron el privilegio de conocerlo y en las páginas de la historia que él mismo ayudó a escribir.
En 1968, en el Instituto Politécnico de Bucarest (actualmente Universidad Politécnica de Bucarest), se organizó un evento dedicado al centenario del nacimiento del profesor Andrei Ioachimescu, al cual asistió también su hijo, el ingeniero Gheorghe A. Ioachimescu (1900-1987). Una calle en la ciudad de Ploiești lleva el nombre del profesor Andrei Ioachimescu, y el Concurso Nacional Profesional Científico Estudiantil de Mecánica también lleva su nombre.
Esta obra concluida en Bucarest, a fines de agosto de 1901, ha sido elaborada para alumnos de secundaria y escuelas técnicas, con la finalidad de ofrecer un contenido lo más integral posible en un formato conciso, que combina diversas disciplinas esenciales en un solo tomo, lo que permite un estudio más organizado y accesible.
Los autores aspiran a evitar la repetición innecesaria de problemas análogos y ofrecen una variedad de opciones, que abarca desde cuestiones básicas hasta retos avanzados, apropiados tanto para estudiantes como para aspirantes a matemáticos. Cada sección se inicia con actividades preliminares que ayudan a la transición de los ejemplos de las clases a situaciones más complicadas.
La colección está organizada en dos secciones: la primera contiene únicamente los enunciados, clasificados por capítulos, mientras que la segunda ofrece respuestas concisas, esquemas de solución o resoluciones detalladas para los problemas más representativos.
A diferencia de las compilaciones extranjeras, que responden a los programas educativos de sus respectivos países, esta colección ha sido diseñada específicamente para los estudiantes rumanos, en consonancia con los programas oficiales y las exigencias de exámenes y concursos nacionales. La experiencia adquirida en seis años de publicación de la Gazeta Matematică ha sido fundamental en la selección y estructuración del material.
La obra fue elaborada por un equipo de especialistas: I. Ionescu (Aritmética), G. Țițeica (Geometría), A. G. Ioachimescu (Álgebra) y V. Cristescu (Trigonometría).
La presente colección es la continuación de la publicada en 1901 en colaboración con I. Ionescu, G. Țițeica y V. Cristescu. En esta obra, A. G. Ioachimescu amplía el estudio del álgebra elemental y sus aplicaciones, incorporando además temas complementarios que van más allá del programa oficial de los liceos rumanos de principios del siglo XX. Por esta razón, el libro también resulta de utilidad para quienes desean profundizar en el estudio de las matemáticas a un nivel más avanzado.
Note: Under the current name, Creative Mathematics and Informatics, the journal is edited since 2006, succeeding the earlier names of the journal, i.e., Creative Mathematics (2003-2004) and Lucrările Seminarului de Creativitate Matematică (1992-2002), which was founded in 1991 and has had its first issue printed in 1992.